sábado, junio 27, 2009

Agudo


Llevaba un largo rato tirada en mi cama observando con cuidado el blanco mate del techo, hasta mi madre se asomo a la puerta.

- ¿Y tu que?, ¿y esa depresion?
-Calor - fue lo primero que se me ocurrio para distraerla.
-umm, ven baja.

Tras unos minutos contemplando la puerta solitaria me levanté y bajé hasta la cocina dando tumbos.
Ellas estaban ahi y tras acomodarme en uno de los banquitos negros, herencia de mis tios, se unió a la tan movida y ruidosa conversación, él.
Yo observaba y escuchaba. Solo me puse de pie para servir un vaso de agua, estaba, o al menos me sentia, totalmente deshidratada.
Mientras todos se acercaban, iban y venian, yo me mostraba mas indispuesta y lejana. Pareciera que sin sentidos se agudizaban, aun más desde que esa sensación comenzó hacía ya unas dos semanas, los olores eran mas fuertes, los sonidos parecias multiplicarse y volverse mas claros, me sentia pesada, mareada, contuve la respiracion un instante pero nada cambio.
Salieron de la cocina uno por uno, hasta que me vi sola. Finalmente tuve que retirarme, el olor de la comida me daba nauseas y me sentía cada vez mas sofocada en esa habitación.

Volví a mi habitacion y adopte nuevamente mi posicion original, podia sentir la rigidez de mi expresion facial y como me consumian mis pensamientos.

Desperté de mi lapso en lo que me tomo a penas medio segundo, mis ojos se volvieron instintivamente hacia aquel aparato y mis pensamientos se desvanecieron.
Estaba sonando el teléfono.


1 comentario:

Emanuel M. dijo...

En tu casa pero lejos de ella.

Comprendo, el calor...